Con la llegada del verano, Cortijo Santa María 1962, el elegante restaurante del resort SO/ Sotogrande Spa & Golf Resort, se convierte en escenario de una experiencia gastronómica excepcional: un menú Nikkei de autor, creado por el chef con estrella Michelin Nicolas Isnard, en colaboración con el chef ejecutivo Leandro Caballero. Una propuesta que no solo celebra el producto local, sino que rinde homenaje al mestizaje cultural entre Japón y Perú, con el atún rojo de almadraba como hilo conductor.
En un entorno cálido y refinado, rodeado de naturaleza y vistas abiertas, el comensal es invitado a dejarse llevar por un recorrido culinario que emociona desde el primer bocado. No se trata solo de comer bien, sino de vivir un ritual que une técnica, pasión y raíz.
Un menú que habla en sabores
El menú Nikkei está disponible en tres versiones: Bistronomy (3 platos), Experience (5 platos) y Gourmet (7 platos). Cada una representa una progresión en la intensidad, la complejidad y la sorpresa de los platos.
Todo comienza con un delicado ceviche de atún, presentado con una emulsión de ají amarillo y notas de cilantro fresco. El equilibrio entre acidez, dulzor y la textura firme del atún es pura armonía. Le sigue una ensalada de quinoa, aliñada con miso blanco, cítricos y hierbas andaluzas: un plato ligero y luminoso que limpia el paladar y prepara los sentidos.
El menú avanza con un sashimi de atún bañado en una leche de tigre suave y aromática, donde el toque cítrico y la profundidad umami se entrelazan de forma magistral. Luego llega una de las sorpresas más celebradas: las carrilleras de atún confitadas, inspiradas en la cocina tailandesa, con una salsa Tom Kha cremosa, ligeramente picante y perfumada con galanga y lima kaffir.
La experiencia continúa con un taco crujiente de atún braseado, montado sobre una base de maíz especiado y coronado con aguacate y cebolla morada. Pequeño en tamaño, pero explosivo en sabor.
Como postre, la propuesta culmina con una exquisita pavlova de cereza y dulce de leche, etérea y crujiente, que contrasta con el dulzor denso y envolvente del relleno.
Gastronomía con alma
Este menú no es solo una muestra de técnica o fusión, sino un acto de sensibilidad culinaria. Isnard —formado en los grandes templos de la gastronomía francesa— consigue en esta propuesta unir lo emocional con lo estético, lo local con lo exótico. Cada plato respeta al ingrediente principal y lo hace dialogar con nuevas culturas sin perder identidad.
Durante toda la experiencia, el equipo de sala acompaña con una selección de vinos sugerida especialmente para el maridaje (opcional), elevando aún más el nivel de disfrute.
Disponible únicamente hasta el 8 de junio, esta experiencia efímera se presenta como una de las citas imprescindibles del verano en la Costa del Sol. Un menú que no solo alimenta, sino que narra una historia: la del encuentro entre oriente y occidente, entre el Atlántico y los Andes, entre la tradición y la vanguardia.
En Cortijo Santa María 1962, comer es viajar. Y de la mano de Nicolas Isnard, el destino es simplemente inolvidable.